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Fermina, prima en tercer grado de Fermina Daza y bautizada así en honor a ella, llegó en el año 2.022 a Santa Marta, un lugar muy cerca de Macondo.

Llegó con su esposo y todos sus muebles, incluyendo su máquina de coser que la acompañaba desde la época en que vivieron en las tierras frias de la capital. En esa época su esposo quiso lucir corbatines con sus sacos de paño escoceses y Fermina compró la máquina y le hizo a su esposo corbatines de todos los colores con florecitas, con bolitas y con estrellitas.   

En Santa Marta, su esposo, aprendió a hacer cayeye, el plato insignia de la región, una delicia a base de guineo que es el mejor acompañamiento de los pescados.

Podríamos decir que Tsu nació gracias al Cayeye porque el esposo de Fermina manchó màs de una camisa de lino al estar preparando el plátano guineo para hacer el cayeye. Asi que Fermina destapó su máquina de coser y le hizo un delantal a su esposo.

Muy pronto los vecinos y los amigos se antojaron y Fermina les hizo delantales a todos y entonces empezaron a llegar los encargos y cuando Fermina se dió cuenta, ya era hora de exhibir los delantales en una página web para que los amigos de los amigos en otras ciudades también pudieran comprarlos.

Y meses después ya Fermina no alcanzaba a coser ella sola los delantales que le compraban y entonces sus amigas costureras de Gaira se unieron en la misiòn de crear delantales con combinaciones de colores que llevan la energía de ese lugar único cerca de Macondo.

Cuando llegó la hora de poner un nombre a la tienda y dejar de ser identificadas como “Fermina y sus amigas”, todas estas mujeres empezaron a botar corriente en las tardes, cuando cae el sol y se toma el fresco en el jardín de la casa. Acompañadas de limonada de mango escribieron más de 50 nombres en una semana. Eran nombres largos y necesitaban un nombre corto con una imagen amigable.

Un dia en el grupo de Whatsapp Fermina preguntó a sus amigas si esa tarde, en lugar de limonada de mango preferían jugo de corozo y una de las amigas costureras de Fermina no recuerda qué botón oprimió en su celular buscando un emoticón para responder y terminó enviando un ツ

Cuando el extraño símbolo llegó, Fermina y sus amigas se quedaron mirando sus celulares encantadas con esa carita que les sonreía. Y esa tarde tomando jugo de corozo, todas hablaron del “muñequito feliz” y preguntaron cómo se llamaba. Buscaron en internet y descubrieron que se trataba de una cara sonriente japonesa que se llamaba Tsu. Resultò ser una sílaba en escritura japonesa derivada de un caracter chino que significa rio.

¡Rio! ¡Agua! dijo Fermina, “palabra corta” dijo su amiga Candelaria. Y asi, esa tarde, Fermina y sus amigas, viendo la cara del muñequito feliz en la pantalla del celular, decidieron que se llamarían Tsu y que su marca sería esa carita llena de alegria y acompañaría a cada uno de los delantales y a todos los productos que pudieran fabricar con sus máquinas de coser, contagiando de felicidad a quienes los lucieran.

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